Retrospectiva de las visitas a los programas de la Oficina de Pastoral para la Niñez y la Familia (OPAN)

visitas programas OPAN Colombia

Gisella Olivera

América Latina

Colombia

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OPAN brinda atención integral en contexto para niñas, niños, adolescentes y familias que se encuentran en condiciones de riesgo, vulneración, exclusión social y/o conflicto con la ley, para garantizar protección y reestablecimiento de derechos.

En mi condición de Cooperante y asesora en Gestión Organizacional y en Derechos del Niño, fui invitada a conocer en terreno la dinámica cotidiana y lograr una interacción directa con los protagonistas de esta iniciativa. Viví una experiencia de inmersión que permitió identificar logros y retos para fortalecer las capacidades individuales y organizacionales del socio OPAN.

Realicé un periplo por 10 de las 20 localidades que constituyen la organización administrativa de Bogota; visité barrios de la periferia, surgidos de asentamientos informales y en respuesta a la llegada de miles de personas desplazadas por la violencia desde diferentes zonas del país; estuve en áreas consideradas populares por presentar niveles socioeconómicos precarios y, en casos, estigmatizadas por ser inseguros.  Igualmente, arrivé a 3 municipios aledaños (Soacha, Tenjo y Sasaima).

Buen pretexto para conocer como los “Principios Amigonianos” (*) están y se viven en cada lugar, en  correspondencia con el marco de derechos de la infancia y el enfoque diferencial; efecto de la mirada global y de avanzada de Fray Luis Amigó y Ferrer, el fundador de la Comunidad de Terciarios Capuchinos.

Diariamente, cada integrante de los equipos interdisciplinaros se moviliza, a veces atravesando la ciudad, para aportar desde su trabajo a restablecer los derechos de niñas, niños, adolescentes y jóvenes que presentan condiciones de riesgo, vulneración o están en conflicto con la ley. Saben y hacen lo que les corresponde; cuidan de otros, a veces por encima de sus fuerzas emocionales y físicas.

     

Todo tiene un sentido

Experimentar la dinámica de cada programa implicó despojarme de prevenciones y dejar que las cosas sucedieran. Confieso, al principio no entendía la insistencia en el encuadre normativo, como tampoco el énfasis en observar cada comportamiento y definir cada paso a seguir  en la programación diaria.  Sin embargo, al conocer algunas de las características que presentan los chicos, previo a su lledaga (experiencia de vida en calle, negligencia familiar, abandono, presión social entre pares que promueve el consumo problemático de sustancias psicoactivas y actos delictivos), todo cobra sentido; requieren presencia, referentes de autoridad, contención emocional, límites que les permitan entender que están guiados; algunos viven bajo sus propios criterios, con sus propias nociones del deber ser,  aún sin  preparados para hacerse cargo de si.

                            

Nada se improvisa

Fundamentalmente, se contribuye a estrimular el sistema cerebral, a organizar y crear conexiones e interacciones imprescindibles para generar rutinas, hábitos, manejos de horarios; actividades para un momento y una intención particular.  En la acción diaria no se pierde un segundo; todo está previamente organizado y armonizado: alimento, acompañamiento escolar, posibilidades de jugar con otros pares, atender el manejo de emociones, requerimientos personales y grupales; hacer que se sientan reconocidos, acogidos y queridos por lo que cada quien ES, son las posibilidades que ofrece llegar a OPAN.  

“No cambiamos la vida de nadie” dicho por la comunidad amigoniana, pero si  promueven el desarrollo de capacidades de afrontamiento de la vida  presente y posterior a culminar el proceso. 

Gisella Olivera

Toda la población está acogida y acompañada; se les cuida con convicción y con el corazón. “un niño que se re - educa, es una generación que se salva”; me quedo con este parte de tranquilidad y esperanza porque esta apuesta heróica continúa.

(*) Principios Amigonianos
  • Creen en la recuperación de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
  • Creere en la bondad natural de las personas
  • Tratar con criterios de misericordia
  • Educar a la niña, niño, adolescente o joven en su propio ambiente y con un sentido realista de la existencia
  • Acoger a la niña, niño, adolescente y joven tal y como es
  • Propiciar siempre un ambiente de familia, para proyectar una sociedad cada vez más humana y armónica
  • Atender desde la individualidad y el derecho a la diferencia
  • Preferir a los más necesitados.

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